2 jun 2011

SAN PEDRO DE LA MATA

Hace menos de dos meses que abrí este blog dedicado a los monumentos de España. Por mucho que le dedique, moriré de viejo sin haber insertado ni la mitad de las joyas que tenemos en nuestra querida patria.
 La selección de los monumentos es aleatoria. Dejo caer el dedo sobre el mapa, busco el monumento mas cercano a ese lugar, escudriño información en Internet y la planto en este humilde espacio.
 Cuando se habla de monumentos, se me viene a la mente grandiosidad, tener que mirar para arriba, edificios impresionantes, grandes superficies. Pero no siempre es así. Unas viejas ruinas pueden dar testimonio de su tiempo, nos enseñan historia y nos invitan a enlazar datos, fechas, reyes, batallas, santos...
 Este es el caso de San Pedro de la Mata. Son las ruinas de un templo visigodo, en las cercanías de la toledana Sonseca.
Construido por mandato del que fuera obispo de Toledo, San Eugenio (Siglo VII), y reedificada después por orden del rey Wamba (672-681),según la inscripción hallada en las cercanías.

Su planta es de forma de cruz, de brazos cortos, que en su zona central y a los dos lados del ábside, tiene adosadas unas habitaciones, lo que nos hace pensar que se trataba de un monasterio.
 Destaca el arco de medio punto, el que queda, de uno de los brazos del templo, así como los relieves en mármol con decoraciones vegetales y florales.

Según cuenta la tradición, en este templo se custodiaron los restos de Santa Quiteria.
 Santa Quiteria vivió en Galicia en tiempos del emperador Trajano (Siglo I). Guiada por un ángel viajó hasta las tierras toledanas de Marjaliza donde se asentó a practicar todas las virtudes cristianas junto a otras treinta mujeres.
Se le atribuye el hechode hacer brotar una fuente de aguas milagrosas  y propiedades curativas
Por ser defensoras de la doctrina de Cristo, el pagano Leutianano (señor de aquellas tierras) las mandó apresar, pero él mismo gozó de la conversión a la nueva fe.
Fue asesinada por unos sicarios enviados desde Galicia por su propio padre. Cuenta la historia que le cortaron la cabeza y que ella misma cogió y anduvo así unos doce kilómetros hasta el lugar que sería después la Ermita de San Pedro donde su Santo Cuerpo se dio sepultura a sí mismo.
 Siglos más tarde, el cura de una población cercana quiso certificar si ahí estaba el sepulcro de la Santa Quiteria. Al empezar a escavar, todos los presentes percibieron una fragancia que calificaron de celestial. No hacía falta mas. Aquel olor certificaba la presencia de la Santa.

 Las imágenes proceden de la magnífica página "ARTE PRERROMÁNICO ESPAÑOL"

1 comentario:

Pedro de Mingo dijo...

Hola, gracias por hecerte seguidor de mi blog. Por mi parte me hago seguidor tuyo, me parece muy interesante y me gusta mucho el tema que propones.

Un saludo, amigo :-))