12 jul 2011

CASTILLO DE GUZMÁN EL BUENO DE TARIFA

Con admiración y simpatía, dedicado a Pfunes.
Tarifa es la ciudad española más al sur, la más meridional, desde la que se domina el estrecho de Gibraltar, desde la que se divisa otro continente, el África. Su situación geográfica la convierte en un enclave estratégico de primer orden. Así lo entendieron los invasores musulmanes por lo que la amurallaron y construyeron un castillo allá por el año 960  por orden del califa Abderramán III. Su proximidad a África favorecía el desembarco de oleadas continuas de invasores moros, los cuales defendían la plaza de los intentos de reconquista de los cristianos.
  Por fin, tras varios meses de asedio, el día 21 de Septiembre de 1292, festividad de San Mateo Apóstol, los castellanos pudieron hacer una brecha en una puerta falsa, un postigo de la fortificación. Aquel acontecimiento es recordado en la lápida que reza:

"En 21 de Septiembre de 1292 reynando en España Sancho el Bravo se gano esta ciudad a los moros, por esta postigo que esta en esta sitio y se llama de Santiago y quedo para su gobierno Rodrigo de Mendoza, maestre de Calatrava."

Tres años después, en 1295, se encontraba defendiendo el castillo Alonso Pérez de Guzmán. Los moros, que pusieron cerco al castillo, instaron a Alonso a entregar el castillo con la amenaza de asesinar a su hijo que había caído preso de los musulmanes. Fue entonces cuando don Alonso Pérez de Guzmán prefirió sacrificar a su hijo antes que entregar la población, tirando incluso, desde el torreón octogonal, su propio cuchillo para que lo mataran.
 Este heroico gesto de Guzman, tiene su reseña en la Crónica de los Reyes de Castilla. Dice así:

 "E el infante don Juan tenía un mozo pequeño, fijo de este don Alfonso Pérez, e envió decir a este don Alfonso Pérez que le diese la villa, e sino que le mataría el fijo que el tenía. E don Alfonso Pérez dijo que la villa que gela non daría: que cuanto por la muerte de su fijo, que él daría el cuchillo con que lo matase, e alanzóles de encima del adarve un cuchillo, é dio que antes quería que le matasen aquel fijo e otros cinco si los toviese, que non darle la villa del Rey su señor; de que el ficiera homenaje; é el infante don Juan con saña mandó matar a su fijo antél, é con todo esto nunca, pudo tomar la villa".

Desde entonces, al castillo de Tarifa se le conoce como el castillo de Guzman el bueno.

El castillo se situa sobre un promontorio, una meseta rocosa dentro del casco histórico de Tarifa, orientando al mar su flanco sur. Su planta es un rectángulo irregular de 1.5 hectáreas.
   Originariamente, tenía quince torres repartidas a lo largo de sus murallas.
El paso del tiempo ha hecho que los sucesivos ocupantes del castillo lo fueran adaptando a las nuevas técnicas de guerra.
Así, a partir del siglo XI se levantó alrededor de la fortaleza un antemuro que siendo de altura menor a la muralla del castillo ofrece una dificultad añadida al posible asaltante. Hoy en día carece de las almenas defensivas originales. La puerta del antemuro tiene una entrada de doble recodo o zigzag para dificultar el asalto.         

No fue hasta el siglo XIV que se construyó la torre del Homenaje sobre la torre original musulmana. En tiempos alcanzó los 20 metros de altura.
Una estructura fuera del castillo pero unida a él mediante una muralla, lienzo o coracha de unos 40 metros se levanta desde el siglo XII una torre octogonal de origen almohade. Se trata de la torre de Guzman el Bueno.

Por otra parte y en relación al apellido y sobrenombre del personaje Alonso Pérez de Guzmán, "Guzman el Bueno", traigo una reseña del libro "La resurrección del héroe" de Miguel Serrano. Dice así:



"Son estos los Dioses que entran a combatir a esa Fuerza extraña que ha corrompido la pureza antehistórica, arriesgando la contaminación de su sangre ígnea, al plasmar aquí sus formas, materializándolas, aprisionándolas en el "Universo concentracionario y recurrente".
Dios es Goten, o Gott, en alemán, y es God, en inglés. Viene de Gut, bueno en alemán, y Good, bueno en inglés. Es decir; Dios es Bueno, es Lo Bueno. También es Güeno; en castellano arcaico, del Cid, de los   de España. Y hombre bueno es Gutman, en alemán y es Guzmán, en castellano­ gótico, o visigótico. Por ello, el Rey Felipe II de España decía que "la guerra de Chile contra los araucanos le había costado la flor de sus Guzmanes", queriendo significar lo mejor de sus visigodos, de sus "hombres buenos", o güenos. De sus godos. Y no deja de ser curioso que los cátaros del Languedoc gótico, también ocupado por los visigodos, se llamaran a sí mismos Bonhommes; es decir, hombres buenos. Porque Dios es Bueno".

En definitiva, decir Guzmán el Bueno no deja de ser una redundancia:







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